lunes, 5 de marzo de 2012

¿SON NECESARIOS?


¿Qué están dispuestos a hacer los generadores de contenidos por conseguir espectadores, por despertar nuestra saturada curiosidad?…en el mundo del Arte, no son pocos los artistas que han hecho de la provocación una de sus marcas de identidad. Muchas veces las propuestas artísticas tienen como unico fin el de conseguir visibilidad entre el caos mediático. Algunos artistas trabajan incluso en los límites de la legalidad, o ponen en riesgo su propia vida para que su mensaje impacte en el mayor número posible de espectadores.

¿Partir de un planteamiento artístico lo justifica todo?, ¿el fin justifica los medios?, ¿son necesarios los límites en el Arte?….¿todo vale?.

Lo que si podemos decir para contestar a estas preguntas es que el artista contemporáneo, aun cuando asuma en su práctica la libertad que supone la ausencia de límites claros y distintos en la definición de arte, no puede eximirse de las implicaciones socio-culturales que tiene su obra, pues el mismo arte que le permite la clase de libertad que tiene, le “obliga” también a incorporar y aplicar una reflexion sobre las consecuencias sociales y políticas de su producción. No hay artista que se pueda considerar metafísicamente más allá del bien o del mal.
Quizás uno de los primeros artistas en llevar al límite la experiencia artística fue Chris Burden, como demuestran sus performances “suicidas”: aquella en la que un amigo le disparaba con un rifle en el brazo.


En 2011, el artista italiano Max Papeschi, ironizando con esta vertiente del arte sin límites ni escrúpulos decidió poner en venta a su madre, para que la señora pudiera vivir dentro de un museo y formar parte de la historia del arte.

“Firmamos un contrato y es tuya, te la llevas dónde quieras, a condición de que la trates bien. Y que me dejes ir a verla cada dos semanas”

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